miércoles, junio 28, 2006

100 COSAS QUE ME HACEN SONREIR
1.Despertarme con un rayo de sol en la cara.
2. El ronroneo de Cus (mi gato).
3. Las llamadas perdidas a altas horas de la madrugada.
4. El bollo de mi abu.
5. Cualquier canción de Kike González.
6. Dri!
7. Tostarme a las 4 de la tarde para ir a tomar café con Vir.
8. Hacer del bar nuestro hogar.
9. Una noche en el parque con Nur.
10. Chris y Natalia y creer en la amistad eterna.
11. Sentirme poseída por el huecco.
12. Las cañas los viernes por la noche, nada más salir de baile.
13. Las conversaciones con Tai.
14. Las dobles piruetas.
15. Las fiestas de Aluche (100% barriobajeros)
16. Las borracheras derivadas de las fiestas de Aluche.
17. Admirar lo bella que es la gente.
18. Saltarnos rotondas en el coche de Vicky
19. Todas juntas en el coche de Lara.
20. Que me acompañen a casa todas las noches (o todas las mañanas) Manu y Javi.
21. Que me regalen una flor cada uno del jardín.
22. Ser la musa de "Voces de mimo".
23. Botellón en el templo.
24. El regreso en búho con borrachera incluida.
25. Los futbolines en el porque.
26. Que no me pidan el DNI.
27. Que alguien que no conozcas te sonría.
28. El sol quemandome la piel.
29. Perderme de casa de Dri al tuto.
30. Volver a ver a Javivi.
31. Un abrazo de Gabri.
32. Una conversación con Alberto.
33. Ver la foto de la orla.
34. Una cena en casa de Vir
35. o mejor.. una sesión de capoeira.
36. Quedar con la gente del camino de santiago.
37. Laura, Roci, Carmen, Gema, Jesús, Dani..
38. Luisal y su marcha atrás.. en las rotondas.
39. Hacer fotos a todas horas.
40. Mirar a las ardillas como saltan de un árbol a otro del jardín.
41. Planear el viaje a Granada.
42. Recibir un mensaje.
43. Pensar en el año que viene.
44. Ser hija adoptiva de "la Merce", y que la casa de Vir sea mi 2º casa.
45. Que me llamen Lol o Lolilla de manera espontánea.
46. El comando tekila.
47. Recordar caidas con Nur.
48. Discutir de política.
49. Descubrir que Gallardón también es odiado por más gente.
50. Ver fotos acompañada.
51. Leer a Neruda.
52. Leer y llorar.
53. Ver películas que replantean mi manera de ver el mundo.
54. Recolectar dinero para comprar cerveza.
55. Pasear por Madrid.
56. Ver cuatro días a la semana el lugar en el que estuvimos sentados.
57. Ir en el autobús escuchando música.
58. Descubrir que la siguiente canción es "en tu locura o en la mía".
59. Recibir un e-mail grandote de Lauri.
60. Regalar imperdibles.
61. El sonido de los casacabeles que llevo colgados.
62. Llevar cerillas en vez de mechero.
63. Pintarnos las uñas de rojo putilla.
64. Una noche con Marta la lagarta.
65. Descubrir que en el bar asqueroso vendían farlopa.
66. Ya no.
67. Que el hombre de la biblioteca me dé ánimos y me regale crispies para merendar.
68. Que me cuanda el tiempo en la biblio.
69. Que no me cunda el tiempo porque tengo que acallar cientos de carcajadas.
70. Coincidir con alguien en el autobús.
71. Tardes con guitarra.
72. Pasear por el retiro.
73. Los pinchitos del foro.
74. la canción estrella del foro : "es una quimera nuestra relación"
75. Besarnos todos con todos.
76. Hablar con baba por teléfono.
77. Robar en chuchelandia.
78. Una canción dedicada.
79. Conocer a estudiantes de Erasmus a las 5 de la mañana.
80. Que nos den su teléfono.
81. Cantar a grito pelado por la calle.
82. Mojarme cuando llueve y saltar en los charcos.
83. Una carta con olor a esa persona.
84. Revisar los cuadernos de los dos veranos anteriores.
85. Pelear por Dri con Lu.
86. Tener un trío amoroso.
87. Que me regalen un libro dedicado.
88. Hacer pompas con el chicle hasta tener agujetas en la lengua.
89. Domir todos juntos en casa de Lara.
90. Contemplar los fuegos artificiales.
91. Encontrar un album de fotos.
92. Envolver regalos.
93. Estar en casa de Nur histéricas por mirar la nota de selectividad.
94. Volver a pisar el antiguo cole.
95. Notar el agua fresquita de la piscina.
96. Dormir con Cus en el suelo.
97. Tumbarme al lado de la chimenea en invierno.
98. Tener cosquillas.
99. Contagiarme de la risa de Bárbara.
100. Tener aún más razones por las que sonreir.

martes, junio 27, 2006


Échame el ojo. Regálame sonrisas y miradas con disimulo. Háblame. Saca un tema. Hazte el interesante. Discute mis palabras.. dame la razón con besos. Contágiame de tu vida. Comparatamos césped. Coge mi mano, nunca la sueltes. No me pierdas. No me abandones. Hazme un hueco en tus noches. Ábreme tu ventana. Enciérrame contigo en un abrazo.

martes, junio 20, 2006

Pongamos que hablo de Madrid

Que me perdone el maestro Sabina, pero es que Madrid tira.. y mucho.

"..me dejo la vida en sus rincones
,pongamos que hablo de Madrid"
Allá donde las calles son interminables
donde peatones y coches luchan por sobrevivir
donde las luces nunca se apagan
pongamos que hablo de Madrid.
Donde los sueños habitan en las buhardillas
a las cuales los ascensores nos permiten subir
en cada piso hay un rasgo de alguien
pongamos que hablo de Madrid.
Los colegios son ciudadanos en diminuto
donde los negocios sucios comienzan a surgir
donde se confunde lo infantil y lo adulto
pongamos que hablo de Madrid.
La gente sólo mira su siguiente paso
donde una sonrisa vale como mil
los asuntos se mezclan en los vagones de metro
pongamos que hablo de Madrid.
Y cuando la muerte venga a visitarme
que me entierren justamente aquí
sospecho que un hueco me queda reservado
pongamos que hablo de Madrid.

lunes, junio 19, 2006


Súbete a la buhardilla de mis sueños,
planta un árbol en el jardín conmigo,
recorre mi cuerpo con tu boca,
no olvidemos amor, que estamos vivos.
Agárrame de la mano bien junta a la tuya
prometeme paseos por lugares perdidos
evoca aquel primer beso prohibido
dejémonos llevar por la lujuria;
porque donde juntos estemos corazón
no habrá mal que nos señale
cuatro estrellas blancas
señalarán nuestros puntos cardinales.
Y al atardecer de los tiempos
cuando el sol se apague
recostados el uno con el otro
esperaremos que la noche nos acabe.

viernes, junio 16, 2006


- ¿Y tú porqué bailas?
- ¿Y tú por qué vives?
- No sé, supongo que vivir es algo innato al hombre, o vives o no eres hombre.
-Algo parecido ocurre conmigo, bailar es mi vida, si no bailase no sería yo.
- ¿Por qué no serías tú?
- Pues porque bailando expreso con mi cuerpo todo lo que me acontece, mis deseos, mis frustaciones, sólo lo sé hacer de esa manera, si no bailase todo quedaría reprimido dentro de mí, y me mataría poco a poco.
- Te entiendo, a los poetas les ocurre algo parecido.
- Exacto, ellos plasman sus versos en un papel, yo escribo versos con mi cuerpo.
- Cierto, pero tus versos son más efímeros.
- Sí, pero quizá más intensos.

domingo, junio 11, 2006

Entonces apareció el zorro.
-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada.
-Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano...
-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó:
-¿Qué significa «domesticar»?
-No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
-Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».
-¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!
-¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?
-No.
-No hay nada perfecto -suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea:
-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...
El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
-¡Por favor... domestícame! -dijo.
-Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!
-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.
-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -dijo el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
-¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...
-Sí-dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar! -dijo el principito.
-Sí-dijo el zorro.
-Entonces, no ganas nada.
-Gano -dijo el zorro-, por el color de trigo. Luego, agregó:
-Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver nuevamente a las rosas:
-No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Y las rosas se sintieron bien molestas.
-Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
Y volvió hacia el zorro:
-Adiós -dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.
-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse.
Yo tampoco necesito el trigo, pero sus campos me recuerdan a alguien; tengo un pequeño jardín con rosas, cada una distinta y mágica porque inverti mi tiempo en ellas y he sido domesticada por principitos y princesitas que me han protegido del frío con un globo.
Soy responsable y soy responsabilidad, eso me convierte en amiga; algo quizá invisible a los ojos pero esencial en nuestras vidas.

lunes, junio 05, 2006


Alada ninfa, con alas plateadas,
albergas en tu fuente
el resplandor tenue de unos ojos verdes,
etéreos, cristalinos
que se alzan para tocar mi pecho
y arrancar la furia del caballo salvaje
que encabrita mi pulso.
No es el mal del amor,
ni siquiera son los nervios,
son las frágiles ganas de vivir
que se escapan silenciosas
a través de mi mirar.
Tras la cortina de humo
alcanzo a verte junto a tu copa vacía,
tristes notas del piano - ¡callad!-
pues mi amor desvaría.
Tras los lamentos de tu cascada voz
aprecio los reproches que,
me haces llegar.
El pálido reflejo de la luna sin estrellas
alumbra el camposanto salteado con margaritas,
y allí entre tumbas y lápidas se encuentra mi gran amor,
al enterrarle para siempre
nunca podré secar las lágrimas que directas del alma
junto a él a otro mundo fueron a parar.

jueves, junio 01, 2006


Solamente me he sentado
ante el papel
a escribir la canción que
nos prometimos,
aquella cuyo estribillo
hoy suema amargo y desafinado.
El pez del parque ya no me devuelve la sonrisa,
quizá te ha vuelto a pertenecer
y los amaneceres sin ti a mi lado
no han sido más que repetidas veces
ver oscurecer.
y aún así te canto esta canción
aquella que te prometí
y que nunca te voy a cantar.
Parece que el tiempo se ensaña en separarnos,
quizá probablemente sea culpa de los dos,
no importa que camino tomemos ahora
en el final estaremos tú y yo.
Y aún así te canto esta canción
porque quizá algún día
la logremos canatr juntos.