lunes, octubre 06, 2008

Suena la música, y yo me dejo llevar, mi cuerpo se adueña de la mente y comienza a expresarse. Sabe en cada momento qué necesito, yo bailo, bailo y bailo y cada movimiento es un desahogo, cada pirueta una preocupación menos, cada equilibrio una reorganización de ideas. Entonces, la música para y me tumbo en el suelo extasiada, nada me preocupa, lo he soltado todo.